Rituales Sagrados
En el Mundo andino, el ritual tiene que ver con la repetición originaria, a veces a modo de ofrenda, actuada, danzada, cantada, de un acontecimiento original transmitido ancestralmente, renovando la memoria colectiva y la identidad cultural de un grupo. Los personajes que dramatizan el ritual y que entran en escena, en general son elegidos como representantes: entre el cielo y la tierra, el mundo espiritual y el mundo terrenal, shamanes, sacerdotes andinos, o profundos conocedores de las tradiciones y el alma cósmica. El shaman tiene varias acepciones. Mientras que en el mongol significa “asceta” y significa ¿¿ en el sánscrito “samán “ es quien vive en retiro espiritual; en lengua quechua, “Sámaj” es la persona en descanso espiritual. A diferencias de los Amautas, su forma de operar no era del orden del conocimiento intelectual, sino de tipo experimental y cercano a las vivencias de su comunidad, cuyos dones le permitían curar, sanar males, tener clarividencia, estados de trance, viajes de iniciación, lecturas de la hoja de coca, ver en la oscuridad, transmutarse en felino-jaguar, conectarse con el mundo espiritual. Sus poderes se transmitían en forma oral y eran los transmisores de sabidurías milenarias, provenientes de las más antiguas tradiciones. Poseían los secretos que encerraban las plantas y los efectos para la curación y los estados alterados de conciencia a través de los cuales se conectaban con el universo espiritual. El Shamán es sanador, experto en plantas sagradas y su uso, en curaciones.
En el mundo andino, las expresiones artísticas culturales eran verdaderos comunicantes, objetos ceremoniales de uso ritual: vasos de cerámica, mantos religiosos, unkuñas de ofrendas, donde los antiguos habitantes del suelo americano dejaron grabada su huella, sus ritos, su entorno, a través de símbolos. Textiles, grabados, modelados o esculpidos en museos de piedra, roca, tierra o trozos de tela, cuyo fin era la de significar elemento de identidad, lenguaje e intercambio, ritual u ofrenda para los dioses, en última instancia, para preservar la memoria ancestral del mundo andino acentuando su identidad y diferenciándola de otras.
Para las culturas precolombinas la naturaleza fue considerada sagrada. En especial las montañas que fueron dioses o “apus” que protegían a las comunidades. El estado Inca le dio suma importancia a este antiguo culto, y sus habitantes construyeron en las cimas espacios para los rituales religiosos, hoy conocidos como “adoratorios o santuarios de alta montaña”.
Las actividades religiosas en el mundo andino se relacionaban con la naturaleza y la fertilidad; especialmente el ciclo agrícola y las estaciones del año.
En las culturas precolombinas la piedra, en sus diferentes formas y tamaños, fue un objeto de culto y ritual. Las apachetas ( montículos de piedras apiladas) son adoratorios simples pero muy importantes para las creencias religiosas pasadas y actuales en el universo andino. Se trata de agrupamientos de piedras de diferentes tamaños que se encuentran a la vera de los caminos.
Estos lugares fueron y son considerados rituales. Los pedidos que se realizan en las apachetas se corresponden con el viajero y peregrinos, las sendas y el camino, ya que las mismas se relacionan con el descanso, las fuerzas para continuar, la protección , la salud y el permiso para ingresar a un lugar nuevo. Las apachetas son construidas cuando se realiza una ofrenda a la Pachamama en el mes de agosto. Las cuales se adornan con flores y lanas de muchos colores.
Ritual de la Pachamama
En el mes de agosto se realiza en los Andes el ritual de alimentar a la tierra, denominado “corpachada”, convido o pago y se trata de una ceremonia de profundas raíces prehispánicas. El alimento ritual para la tierra está relacionado con el ciclo agrícola y la fertilidad; con el mundo de los vivos, y los ancestros; con el hombre y la naturaleza que lo rodea ; elementos que se encuentran integrados en un solo mundo imposible de separar. La Madre Tierra o Pachamama es una de las deidades femeninas más importantes del mundo andino. La religión andina posee una relación intrínseca con la naturaleza. El campesino y la tierra constituyen una unidad indivisible, imposible de comprender el no sin el otro. El ciclo agrícola representa lo más importante de la vida rural y ritual.
La Madre Tierra se le ofrece los mejores alimentos para darle poder y vitalidad, con el objeto que ésta les devuelva protección, alimentos, prosperidad y buenas cosechas. Para corpachar o alimentar a la tierra se hace un pozo que representa la boca de la Pachamama y generalmente se realizan en los patios de las casas, escuelas o plazas. A diferencia de otras religiones que poseen lugares fijos para la realización de los rituales (iglesias, templos, mezquitas, etc), la ceremonia de la Pachamama es más dinámica, puede hacerse el pago a la tierra en cualquier lugar. En la ciudad, antes de empezar a beber, es tradición ofrecer el primer trago a la Pachamama, arrojando un chorro a la tierra.
La Pachamama es la más popular de las creencias rituales del mundo andino que aún sobrevive con fuerza en algunas regiones del Noroeste Argentino. La evangelización no logró extirpar la presencia de la madre tierra y hoy en día se venera al mismo tiempo los ritos cristianos entrelazados con los mitos andinos. En Jujuy la gente de la montaña que profesa la fe católica continúa venerando a la Pachamama, como siglos atrás lo hacían sus antecesores. El homenaje principal se realiza el mes de agosto , especialmente el primer día del mes se sahuman los hogares y un humo azul de sahumerio de koa tiñe los cerros, en el patio de la casa, a la vera del camino, en las plazas o en las escuelas, se cava el hoyo o se procede a recavar el de años anteriores, se da de comer a la tierra con las mejores ofrendas, las mejores comidas, hojitas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos, se pide en silencio por los buenos augurios, las buenas cosechas y el bienestar espiritual de los presentes, se procede al tapado del hoyo y para completar la ceremonia se entierran botellas y los presentes se toman de la mano y en rueda danzan a los sones de la música, cajas, quenas y coplas.
Ritual del Señor del Qoyllur Ritty
Cada mes de Junio y a cinco mil metros de altura en el departamento del Cuzco, Perú. Tiene lugar la festividad del Señor de Qoyllur Ritty ( quechua), significa “ El Señor de los Hielos”. Esta festividad reúne dos tradiciones -la andina y la católica pues celebra la aparición de la imagen de Cristo en una roca maciza a 4 750 msnm y a la vez el culto al Apu Ausangate. Se trata de un rito mágico religioso en las faldas del nevado Ausangate, al pie del Qolquepunco en plena cordillera de los Andes, cuyo origen data de 1780. Es una peregrinación donde participan representantes de las diferentes comunidades andinas del Perú, que a través del canto, sus trajes maravillosos y la danza, ofrendan su fe al Señor de los Hielos, de quienes obtienen milagros, buenos augurios y bendición. El Señor de los Hielos guía los pasos del “Ukuko” personaje central de esta festividad que debe ascender descalzo por las laderas del “apu” sagrado y luego fundirse en una abrazo interminable con el nevado. La identidad el “ukuko” permanece en el misterio un pasamontañas oculta su rostro, personaje mítico mitad hombre mitad animal, su voz se vuelve chillona jugando con el eco de las alturas, guardián del santuario del “Señor de los Hielos”. Tres días de festividad, ofrenda y devoción donde los danzantes bailan , día y noche al son de la música, cantan y rezan plegarias con sus mejores trajes bordados con pájaros de colores, aves bicéfalas y lentejuelas doradas.
Fiesta de color, alegría y devoción, interminables filas de velas titilan dentro y fuera del santuario, acompañadas de plegarias, pedidos de prosperidad, amor ,bienestar para los seres queridos y el aroma del Palo Santo tiñendo el entorno. Los cerros y la montaña sagrada (Apu) atribuidos de sacralidad veneran al santuario. El Apu Ausangate el más poderoso de la zona, lugar de origen de alpacas y llamas controla la fecundidad y su autoridad se irradia por toda la región.
Relato del Qoyllur Ritty
En lo más alto del nevado de Ausangate, donde todo es blanco y helado, conviven los dioses en un espacio sagrado llamado Qoyllur Rity, estrella de Nieve, señor de los hielos. Desde ahí las divinidades andinas y católicas vigilan las cosechas de los hombres y cuidan a sus hijos y animales. Ya en tiempos precolombinos, el Apu Ausanagate era conocido como una de las principales deidades del sur, y cuentan que con la llegada los españoles y la imposición de la religión católica, haya en el siglo XVIII, hasta el propio niño Jesús apareció en la cima para ayudar a Mariano Mayta, un pequeño pastor que pasteaba a su ganado por la quebrada de Sinakarase.
Mariano y Jesús, se hicieron muy amigos, y algún tiempo después, cuando ellos ya no estaban, la imagen del Señor crucificado apareció pintada milagrosamente sobre una roca. Ese retrato nunca se borró, y por eso ahí tan arriba, justo antes de llegar al cielo, descansa ahora el Santuario del Señor de Qoyllur Ritty y hasta él llegan miles de peregrinos. Está ubicada en el Distrito de Ocongate en la provincia de Quispicanchi en Cusco, que en el mes de junio se convierte en el centro de la devoción, ya que el frío es intenso, pero aun así la fe que mueve montañas, congrega a miles y miles de fieles, que buscan un refugio para sus corazones y para la limpieza de sus almas.
Por medio de los rituales cada persona desde su creencia, ofrenda su devoción, pide por el bienestar, salud y prosperidad de sus seres queridos y de la humanidad. Rituales milenarios que , traspasan la barrera del tiempo, con un mismo fin... orar, pedir, búsqueda de salud, amor , protección y bienestar, ofrendar, conexión con lo divino y espiritual.